¿Qué le espera al mercado agrícola mexicano en 2017?
Redacción InfoAgro
Ante las medidas proteccionistas del gobierno estadounidense, la innovación tecnológica es una alternativa para el intercambio comercial agroalimentario. Las grandes empresas resistirán al efecto Trump gracias a sus operaciones en Estados Unidos, es por eso que es momento para diversificar las exportaciones en la industria agroalimentaria.
México cuenta en la actualidad con una red de 12 tratados comerciales con 46 países (TLCs), 32 acuerdos para la promoción y protección recíproca de las inversiones (APPRIs) y 9 acuerdos de alcance limitado (Acuerdos de Complementación Económica y Acuerdos de Alcance Parcial).
Además, México es miembro activo de organismos y foros multilaterales y regionales como la Organización Mundial del Comercio (OMC), el mecanismo de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) y la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI).
El principal reto de México es definir nuevas políticas comerciales, ya que la dependencia económica en Norteamérica desde la entrada en vigor del TLCAN pone en riesgo el destino de la producción mexicana y es necesario identificar nuevos mercados para redirigirla. Las recientes medidas proteccionistas y en materia arancelaria implementadas por la nueva administración Estadounidense, deben verse como un área de oportunidad para las economías emergentes en la búsqueda de nuevos mercados para el libre comercio.
La inmediata depreciación del peso frente al dólar, derivada del triunfo de Donald Trump, y el aumento de los costos en las materias primas resultarán ser una moneda de dos caras para las empresas de alimentos y bebidas.
Por un lado, habrá empresas beneficiadas, que reciben ingresos en dólares a través de sus operaciones en Estados Unidos y que pueden solventar su deuda, pequeña o grande, gracias al aumento del precio del billete verde.
Algunas de estas empresas se han ido preparando a lo largo del año para aminorar los costos de sus insumos con un aumento gradual en el precio de sus productos.
Sin embargo, en la otra cara de la moneda están aquellas compañías que tienen deudas en un dólar que va al alza y que no tienen ingresos u operaciones que provengan del país vecino. Estas empresas tienen que hacer un tipo de cobertura para fijar el precio del dólar.
El efecto Trump en la industria agroalimentaria, ante una posible revisión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), puede perjudicar las exportaciones de los principales alimentos que se envían a Estados Unidos, como el aguacate, el jitomate, el pimiento verde o el café.
Este sector depende en gran medida de Estados Unidos. Por ejemplo, México destina el 80% de sus exportaciones de aguacates al mercado estadounidense, según la Asociación de Productores y Empacadores Exportadores de Aguacate de México (APEAM).
La llegada de Trump a la presidencia debe de servir para corregir en México las políticas erróneas que se han seguido en los últimos 30 años de dependencia externa, de excesiva dependencia de Estados Unidos, y de no tener un crecimiento económico para generar empleos internos.
No puede solamente confiarse en una política de sector basada en las exportaciones agrícolas, sino también debe de pensarse en la producción para el mercado interno. Esto ha sido descuidado por el gobierno mexicano. Es el momento de equilibrar la política agroalimentaria y poner el énfasis en la producción nacional de alimentos para el mercado interno.
En conclusión, las principales estrategias para el sector agroalimentario pueden consistir en buscar otros mercados, diversificar cultivos, controlar costos optimizando el uso de los recursos, así como fortalecer el crecimiento dentro del país (consumo nacional), la implementación de estas estrategias nos ayudará a reducir esa dependencia con el país vecino.