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El objetivo de estas prácticas es crear condiciones desfavorables para la plaga o enfermedad, llevando a prevenir o retardar el ataque o a minimizar sus efectos. Las prácticas culturales caen dentro de tres categorías principales: saneamiento, prácticas de manejo del cultivo y exclusión.

1. Saneamiento

El objetivo principal de las prácticas de saneamiento es eliminar o reducir los criaderos de la plaga o enfermedad. Este es uno de los aspectos más descuidados en el manejo de plagas y enfermedades, posiblemente debido a que en la mayoría de los casos es difícil ver la conexión entre los criaderos y la plaga.


Práctica NÚM.1

Eliminación de plantas voluntarias

Plantas voluntarias son aquellas plantas de especies cultivadas que nacen espontáneamente a partir de residuos de cosechas anteriores. Estas plantas nacen en medio de otro cultivo o en la orilla de los campos y son dejadas por no considerarse una maleza. Esta situación es muy común en papa con las plantas que nacen de tubérculos que quedan enterrados. El resultado de esta situación es que las plagas tienen un sitio donde alimentarse y sobrevivir, sirviendo de fuente de infección a otros campos.

Práctica NÚM.2

Eliminación de rastrojos y residuos de cosecha

Los rastrojos y residuos de cosecha también pueden ser un sitio ideal para la sobrevivencia de plagas y enfermedades, afectando los cultivos posteriores o lotes cercanos. La incorporación de rastrojos al suelo permite que estos sean descompuestos rápidamente, sirviendo de abono a los cultivos posteriores y además se evita que las plagas y enfermedades sigan propagándose, pues los microbios del suelo destruyen o inactivan a los causantes de enfermedades y los insectos son enterrados. Idealmente, la incorporación de los residuos y rastrojo debería hacerse inmediatamente después de terminar la cosecha. Esta práctica es muy importante para el manejo de Plutella y otros gusanos del repollo, coliflor y brócoli.

Práctica NÚM.3

Limpieza de rondas y alrededores

El control de malezas en las rondas y alrededores es tan importante como dentro de los lotes de cultivos, ya que con frecuencia las malezas son hospederos de plagas y enfermedades. Esta limpieza es de particular importancia al inicio del cultivo, ya que las plantas pequeñas son más susceptibles al ataque de plagas y enfermedades, y entre más temprano ocurre la infestación o infección, mayor será el daño provocado.



Práctica NÚM.4

Eliminación de plantas afectadas y hospederos

En el caso de enfermedades causadas por virus y bacterias, es posible retrasar la diseminación de la enfermedad eliminando las primeras plantas que muestran síntomas de la enfermedad, sobre todo porque estas plantas ya no pueden recuperarse del ataque y dejarlas en el campo solo contribuye a empeorar el problema, pues sirven de fuente de contaminación para las otras plantas. Esta práctica también puede ser de utilidad en el manejo de plagas de poca movilidad como el ácaro de la fresa.

Práctica NÚM.5

Destrucción de fruta dañada y caída

Esta práctica es de mucha importancia en el manejo de plagas y enfermedades que afectan frutos. Comúnmente se recomienda recoger los frutos dañados y los caídos y enterrarlos. En el caso de enfermedades, el cubrirlos con tierra puede ser suficiente para prevenir su diseminación. En el caso de insectos, es necesario que las frutas sean cubiertas por lo menos con 15 cm de suelo. Esta práctica es de mucha utilidad para el manejo de picudo en chile, gusanos del tomate, gusanos de mangos, naranjas, guayabas, duraznos y otras frutas.

Práctica NÚM.6

f. Manejo de plántulas

Actualmente ya es muy común encontrar semilleros en bandeja manejados bajo techo. El objetivo de esta práctica es la de obtener plantas sanas con crecimiento vigoroso. Es importante tener en mente que las plantitas entre más pequeñas son más susceptibles a plagas y enfermedades y por eso es importante que la caseta del vivero esté completamente cerrada, libre de malezas y limitar la entrada de personas, sobre todo aquellas que realizan labores en el campo. Es muy importante que el vivero esté ubicado lejos de los lotes de cultivo y de las áreas de manejo del producto cosechado, ya que ambas pueden ser fuente de contaminación para las plantitas.


2. Manejo del cultivo

El objetivo general de estas prácticas es crear condiciones desfavorables para la plaga, de manera que su reproducción y diseminación sean limitadas o eliminadas. Las prácticas de cultivos deben estar orientadas particularmente a promover un crecimiento rápido y vigoroso, pues una planta en estas condiciones puede soportar mejor el ataque de plagas y enfermedades.


Práctica NÚM.1

Preparación del suelo

Una buena preparación del suelo permite que plagas insectiles del suelo sean expuestas, permitiendo que sean consumidas por otros animales, principalmente pájaros. Esta práctica es de mucha utilidad para el manejo de plagas como gallina ciega y gusano de alambre. Por otra parte, una buena preparación del suelo permite que haya una buena incorporación y descomposición de los residuos de la cosecha anterior, lo cual ayuda a controlar enfermedades.

Práctica NÚM.2

Rotación de cultivos

Esta práctica consiste en la siembra sucesiva de cultivos diferentes para evitar plagas y enfermedades y se basa en que estas tienen preferencia por ciertos grupos de plantas. Por ejemplo, la papa, el chile, el tomate y la berenjena pertenecen a la familia de las solanáceas y tienen plagas y enfermedades comunes; por lo tanto, no se recomienda que se siembren una después de la otra en el mismo lote. Igualmente, el repollo, el brócoli, la coliflo y el rábano todas pertenecen a la familia de las crucíferas y tienen enfermedades y plagas comunes. Una rotación efectiva podría ser: Crucífera (repollo, coliflor, brócoli, etc.) – Maíz (gramínea) – Solanácea (papa, chile, tomate) – Frijol (leguminosa).

Práctica NÚM.3

Abonos verdes y cultivos de cobertura

Estas son plantas que se cultivan para ser incorporadas al suelo, sirviendo de abono y ayudando a mantener y fortalecer los microbios benéficos del suelo. La mayoría de las plantas usadas como abono verde son leguminosas, como el frijol dólico, vigna, y el frijol choreque, también conocidos como frijoles de abono. Estos frijoles de abono deberían ser sembrados e incorporados cada cuatro o cinco años para mantener la vitalidad del suelo.



Práctica NÚM.4

Fertilización y riego adecuados

La fertilización, para que sea efectiva, tiene que estar basada en un análisis de suelo y de acuerdo a las necesidades del cultivo. La aplicación de fertilizantes sin las consideraciones anteriores puede ser causa de problemas como resultado de excesos, deficiencias y desbalances de los nutrientes que las plantas necesitan y que tienen un efecto en la susceptibilidad de las plantas a los ataques de plagas y enfermedades. Igualmente, el riego tiene que ser adecuado, pues los excesos o deficiencias pueden afectar el cultivo con sus efectos directos y también pueden afectar indirectamente, favoreciendo los ataques de plagas y enfermedades.

Práctica NÚM.5

Cultivos asociados

Se conoce que hay algunas plantas que tienen olores que repelen las plagas insectiles. Por otra parte, hay plantas que favorecen el establecimiento y permanencia de enemigos naturales. Estas plantas pueden ser establecidas como surcos en medio de la plantación o en las rondas para que puedan ejercer su efecto benéfico.

Práctica NÚM.6

Cultivos trampa

Muchas de las plagas que afectan las hortalizas tienen la capacidad de atacar varias especies de plantas. Sin embargo, siempre hay una por la que muestra una mayor preferencia. Esta situación puede ser aprovechada para atraer insectos a un cultivo que solo es utilizado para ese propósito y allí se hacen aspersiones de insecticidas fuertes para controlar la plaga. Esta técnica puede ser utilizada para el manejo de mosca blanca en tomate utilizando una trampa de berenjena. El uso de esta técnica requiere de la asistencia de alguien muy experimentado, porque si no se hace adecuadamente, el cultivo trampa podría convertirse en una fuente de infestación para el cultivo principal. Otra modalidad de cultivo trampa es la siembra temprana de la misma especie cultivada. La trampa es establecida antes de la siembra del cultivo principal con el propósito de atraer y concentrar la plaga existente y luego se procede a controlarla con un insecticida fuerte. Esta modalidad es efectiva contra plagas específicas de un cultivo.



Práctica NÚM.7

Barreras físicas

Las barreras de gramíneas, como maíz, pueden ser de utilidad en la producción de hortalizas, limitando el movimiento de plagas entre campos, principalmente de aquellos insectos que son arrastrados por el viento (áfidos, trips, ácaros). Además, también contribuyen a la diversidad biológica en el ambiente y sirven de refugio a insectos benéficos.

Práctica NÚM.8

Túneles de plástico

El objetivo de esta práctica es la de proteger el cultivo de los efectos de la lluvia. Por una parte, la alta humedad asociada a la lluvia favorece el desarrollo de enfermedades por hongos y el salpique de las gotas favorece su diseminación. Sin embargo, también favorece las poblaciones de ácaros e insectos al protegerlos de la lluvia. Esta técnica permite la producción eficiente de tomate, brócoli, coliflor, etc., durante la época lluviosa. Uno de los inconvenientes es el alto costo inicial. Sin embargo, las estructuras construidas con tubo galvanizado a largo plazo son muy rentables, pues tienen una duración de más de 15 años.

Práctica NÚM.9

Cobertura plástica del suelo

Tradicionalmente el principal objetivo de usar la cobertura es el de controlar las malezas al no permitir el paso de luz. Además, el plástico reduce la pérdida de agua, por lo que su uso permite reducir la frecuencia del riego. Uno de los inconvenientes de esta práctica es que hace necesario el uso de riego por goteo. Actualmente ya es muy común el uso de cobertura de plástico en la producción de hortalizas. Un beneficio adicional es que el reflejo del plástico tiene un efecto repelente sobre insectos que son transmisores de enfermedades causadas por virus. Este efecto es más fuerte al principio de la siembra, cuando el plástico está limpio y el cultivo no lo ha cubierto, lo cual es muy importante porque su eficacia es mayor cuando las plantas están más pequeñas y, por lo tanto, más susceptibles al efecto de estas enfermedades.


3. Exclusión

El objetivo de las prácticas de exclusión es evitar el contacto de la plaga con el cultivo. Estas son las prácticas más caras y más difíciles de aplicar, pero son las más efectivas en el manejo de plagas y enfermedades.


Práctica NÚM.1

Invernaderos cerrados

La producción de plántulas libres de enfermedades es esencial para la producción exitosa de hortalizas y esto solo puede asegurarse cuando las estructuras no permiten la entrada de vectores o fuentes de contaminación de patógenos. Además de estructuras bien cerradas, es importante minimizar el contacto con personas, sobre todo si estas realizan labores de campo, y pueden ser portadoras de las enfermedades o insectos que queremos excluir del invernadero.

Práctica NÚM.2

Invernaderos y casa de malla

La demanda de productos de alta calidad para exportación, libres de plagas ha llevado a algunas compañías a invertir en invernaderos y casas de malla para la producción hortícola. Esta modalidad de producción permite obtener producciones muy altas y de excelente calidad. La inversión es muy alta y requiere de alta tecnología para que sea rentable.

Práctica NÚM.3

Embolse de fruta

Esta es una práctica que se utiliza normalmente en la producción de guayaba para evitar que sea atacada por las moscas de la fruta. Cuando la fruta está por llegar a la etapa susceptible esta es cubierta con una bolsa que impide el contacto de la fruta con la mosca que deposita los huevos de donde salen los gusanos que la infestan. Debido a la cantidad de mano de obra necesaria, esta práctica es de alto costo; sin embargo, los altos precios pagados por la guayaba hacen que sea una labor muy rentable.


Las prácticas culturales son compatibles con las técnicas y estrategias de manejo integrado de plagas y generalmente son ambientalmente seguras. Las prácticas de manejo cultural de malezas son más accesibles al gran número, a nivel mundial, de agricultores de bajos recursos y debe permitirles continuar siendo los principales productores de una significativa proporción de los cultivos alimenticios básicos.

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