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Preparación adecuada de los semilleros para hortalizas

Preparación no1

Siembra

El proceso de siembra incluye básicamente la adición de sustrato en una bandeja o soporte, la adición de la semilla dentro del mismo y su cubrición con otro sustrato.

El proceso ha de comenzar con el aporte (por algún medio) de cajas vacías paletizadas, sustratos y semillas. Las cajas son paletizadas y pasan a alimentar el tren de siembra. Los sustratos son mezclados y humedecidos adecuadamente, y pasan por acción mecánica a una tolva dosificadora. Al pasar la caja, la tolva deposita una cantidad de sustrato; este sustrato es punzonado (creando un orificio en el que se alojará la semilla) y pasa a recibir la semilla, que es depositada por algún sistema; es mojada, recibe un sustrato inerte que la cubre; de nuevo es mojada y es paletizada para ser conducida a la cámara.


El mecanismo de la mezcladora de sustratos es muy sencillo. Una vez aportados los sustratos en la fórmula establecida, se mueven mediante unas aspas en una tolva y se añade agua. Hemos de procurar que estos sistemas permitan regular: cantidad de sustrato aportado por bandeja (mediante sensores de altura y tiempo de recepción de sustrato) y humedad del sustrato.

La limpiadora de bandejas es el sistema que elimina los restos de sustrato que quedan adheridos a las cajas. Este sistema se realiza mediante rodillos que llevan asociados cepillos barredores y mediante aire comprimido, regulables en posición y mediante recogida de sobrantes.

En la unidad de punzonado el sustrato es comprimido hasta una determinada presión y se genera un pequeño orificio en el que se colocará la semilla. Consiste en una plancha que presenta en relieve lo que serán los orificios. Debemos prestar atención a las siguientes regulaciones: profundidad de punzonado (mediante un pistón que recoge un número infinito de posiciones de profundidad), tamaño de punzonado (regulado por cuadros de punzonado intercambiables, con tamaños diferentes) y presión del punzonado (accionado mediante manómetro electrónico que comanda la acción del pistón empujador).

La estación de siembra es sin duda el alma del tren de siembra, y consiste en colocar la semilla en el seno del sustrato. Normalmente se emplean sistemas planos por succión o depresión, donde hay un conjunto de orificios situados en un mismo plano y por medio de una succión las semillas quedan adheridas a los orificios. Cuando la semilla está sobre su correspondiente orificio de la turba, la succión cesa y la semilla cae por gravedad. La succión se realiza en toda la superficie al mismo tiempo y todas las semillas caen al unísono. Estas placas poseen alveolos intercambiables mediante distintos tipos de placas y de esta manera podemos regular el número de semillas por bandeja.

El sistema de dosificador de sustrato es el sistema que determina la cantidad de sustrato que debe contener una bandeja. En este sistema debemos buscar: regular la cantidad de sustrato que cae por bandeja (mediante dosificadores volumétricos o mediante tiempo de paso) y regular la presión con la que cae el sustrato (conseguido mediante mecanismo de gravedad).

El gabinete de riegos es el elemento que aporta agua al sustrato y la semilla. Consiste en una barra con boquillas, en las que se debe controlar la cantidad de agua y la presión a la que es suministrada.

Por último tenemos el dosificador de vermiculita que es un dispositivo que aporta este sustrato para cubrir las semillas. Su accionamiento es por gravedad y la cantidad de vermiculita suministrada depende de la abertura del sistema y la velocidad de paso de la bandeja.


Sustratos utilizados en semilleros

Los semilleros trabajan con turba como elemento base, y esta se mezcla con perlita o vermiculita para modificar las propiedades de aireación y humedad. Las proporciones de los distintos tipos de turba, varían en función de la calidad del agua de riego del semillero así como de la fecha de siembra. Podemos distinguir dos casos: un primero para aguas de buena calidad (CE inferior a 2 mS/cm) y otro para aguas de mala calidad (CE superior a 2 mS/cm).

  • Agua de CE superior a 2 mS/cm.

    Teniendo en cuenta las características de las turbas, tenemos las turbas negras como un sustrato más húmedo, con mayor capacidad de retención de agua. Estas características se oponen a las de las turbas rubias. Utilizaremos ambas en distintos porcentajes según la época del año. Podríamos formular dos tipos de mezclas según la época del año:

  • Verano invierno
    Turba rubia 70-80% Turba negra 30-20%
  • Agua de CE inferior a 2 mS/cm.

    Para dar más aireación se suele mezclar una parte de perlita por cada tres partes de turba en verano.

    Debido al proceso de transporte, manipulación y almacenamiento, las turbas no suelen conservar la homogeneidad en cuanto la humedad, por lo que a veces tiene que ser humedecida para alcanzar el grado óptimo en la tolva de la máquina de siembra donde se produce la mezcla de las distintas proporciones de turbas, intentando conseguir un substrato ideal.

    En cuanto al número de alveolos de siembra, existe gran variedad en el mercado, pero los más usados son los de 54, 150 y 250. Cuanto menor sea el número de alveolos, más tiempo puede estar la planta en el semillero, obteniéndose como resultado una planta de mayor porte.

  • Verano invierno
    Turba rubia 51-61% Turba negra 49-39%

Riegos

A la salida de la cámara de germinación, las bandejas se disponen en el semillero sobre mesas o soportes. Una vez allí el manejo de riego es el siguiente:

Invierno Verano
Día sí, día no o un día sí y dos no. Todos los días.

El riego se debe realizar siempre a primera hora de la mañana o última de la tarde, evitando las altas temperaturas que dañen a la planta.

El riego debe aportar todos los nutrientes y microelementos necesarios para un crecimiento óptimo de la planta, incluyendo también los tratamientos fitosanitarios preventivos. Hay que tener en cuenta a la hora de la elección de las turbas y de aportar soluciones nutritivas, que las turbas vienen fertilizadas.

  • CE del agua de riego más nutrientes: 2-2.5 mS/cm
  • pH del agua de riego más nutriente: 5.5

Los trenes de riegos o barras de riegos consisten en una barra a la que se colocan boquillas de riegos (preferiblemente de salida plana), suspendidas sobre uno o varios rieles, accionada por un motor eléctrico, que se desplaza a lo largo de cada túnel del invernadero, es decir que necesitamos una de estas barras por cada túnel o capilla del invernadero. Su regulación viene dada por la velocidad de avance y permite cortar el flujo de agua mediante sensores magnéticos.

El autómata de riego y/o tratamientos viaja sobre los rieles en dos direcciones y, tomando bien agua o bien solución nutritiva, es capaz mediante conjunción de número de barras de riego (con sus boquillas específicas) y velocidad de riego o de movimiento del autómata, dosificar el agua y los nutrientes de forma homogénea y correcta. Permite dos diseños: Autómata que toma agua, que lleva sobre él las cubas de disolución madre, lo que le permite in situ efectuar mezclas nutricionales y autómata que toma una disolución nutritiva ya formulada.

Cámara de germinación

Una vez realizada la siembra, las bandejas han de pasar a la cámara de germinación. El tiempo de estancia en la cámara depende del cultivo sembrado y el objetivo es que germine la raíz principal solamente, ya que si se mantuviera más tiempo en la cámara aparecerían los cotiledones y la planta crecería ahilada. Las condiciones ambientales a mantener en la cámara de germinación son:

  • Humedad relativa ambiental: 80-90%
  • Temperatura: 25-27 ºC

Es interesante disponer de un ventilador en la cámara de germinación para homogeneizar temperatura y humedad. Debemos asegurarnos de que hay suficiente espacio entre los pallets, con las bandejas de germinación, para repartir mejor de esta forma la temperatura y humedad.

Preparación no2

Preparación del semillero para el cultivo hidropónico

Debido a los diferentes sustratos utilizados de cultivo, en semillero, se trabaja con material de propagación compacto o suelto.

Como material de propagación suelto se suele emplear turba o perlita, y como material de propagación compacto se suele trabajar con lana de roca.

En todos los casos la siembra se hace automáticamente por medio de la máquina de siembra.

    La germinación de la semilla se suele realizar en una bandeja con alveolos. El material usado para la germinación suele ser vermiculita del n° 3, aunque también se puede realizar en otros sustratos inertes. Los pasos a seguir son los siguientes:

  • Se extiende una capa de vermiculita y se humedece.
  • Se incorpora la semilla.
  • Se extiende una segunda capa de vermiculita y se vuelve a humedecer.

La germinación se produce entre los 2 o 4 días después de la siembra y según especie.

Una vez que las partidas pasan por la cámara de germinación se procede al repicado, transcurrida una semana de la germinación.


Repicado

El objetivo del repicado es la obtención de una planta de calidad y homogeneidad, ya que nos permite seleccionar aquellas plantas que se encuentran más sanas y con mejor estado en general. El repicado se suele utilizar para tomate y pimiento.

El repicado de la planta se realiza en tomate a los 15 días de la siembra y en pimiento a los 20 días.

En el repicado, el bloque debe de estar previamente humedecido. En este aspecto un riego por aspersión es mejor que uno por inundación como se hace en Holanda, aunque el riego por inundación tiene la ventaja de hacer más homogénea la humedad del bloque, pero el inconveniente es que las sales se acumulan en la parte superior del bloque, lo cual debe evitarse.

El sistema de riego automático de carros es muy usado. Las boquillas se deben elegir de alta descarga pero a baja presión. El traslape de los abanicos de riego debe ser de sólo pocos centímetros.

Trasplante

Debemos de realizar el trasplante cuando las plantas tengan las dos hojas verdaderas y aparezcan un número suficiente de raíces por la base del bloque. Antes de transportar el plantel del semillero a la finca los bloques deben ser regados.

Debemos de asegurarnos de que el bloque esté bien sujeto a la tabla con la piqueta de riego. El bloque debe estar lo más horizontal posible y si había plantación anterior, se debe realizar el trasplante al lado del bloque viejo.

Preparación no3

Control sanitario de los semilleros

La sanidad del semillero hortícola compromete en primer lugar la productividad del mismo y posteriormente el adecuado desarrollo de los cultivos tras el trasplante.

Respecto al primer punto, debemos tener en cuenta que durante la germinación, la emergencia y el desarrollo inicial, las plántulas son especialmente susceptibles a la infección de patógenos, y ello se debe básicamente a los exudados liberados durante la germinación de las semillas que proveen al patógeno edáfico de una base nutritiva que facilita la patogénesis.

Las medidas preventivas, son para muchas enfermedades la única actuación posible, como es el caso de las virosis. Así, el sustrato de cultivo, la semilla y el agua de riego han de estar exentos de fitopatógenos, en tanto que las bandejas, instalaciones y herramientas deben haber sido desinfectados adecuadamente.

Si tenemos en cuenta que las principales fuentes de inóculo en un semillero son, además del material implicado directamente en la producción de la planta y las instalaciones, el suelo circundante, los restos vegetales infestados y las malas hierbas. Los costos unitarios adicionales por adoptar estas medidas de control sanitario en los semilleros son en realidad insignificantes.


Enfermedades de los semilleros

En general se conocen como enfermedades de semilleros a distintas patologías que tienen como característica común el presentarse en los primeros estados del desarrollo de la planta ocasionando la muerte o caída de las plántulas o dando lugar a plantas de escaso desarrollo y nulo valor comercial. Se distinguen los siguientes síntomas o complejos sintomáticos asociados a las mismas.

  • Podredumbre de semilla y muerte de plántulas en preemergencia
  • Se trata de marras de nacencia, que también puede tener otras causas (fisiológicas, ambientales o genéticas), por lo que su diagnóstico requiere el aislamiento del fitopatógeno de la semilla podrida o de los tejidos necrosados de la incipiente plántula.

  • Caída de plántulas en post-emergencia
  • El primer síntoma es una necrosis más o menos restringida de raíz y/o hipocotilo, acompañada de marchitamiento de la parte aérea. La plántula cae sobre el sustrato y la necrosis termina extendiéndose por toda la plántula.

  • Lesiones sub-letales
  • En estas plántulas la evolución de los síntomas anteriores se detiene en necrosis restringidas al córtex radical o al hipocotilo que generan plántulas de menor desarrollo que las sanas. Estas infecciones pueden evolucionar posteriormente y, en todo caso, se trata de plántulas más propensas a posteriores problemas patológicos y más vulnerables frente a condiciones ambientales estresantes.

Agentes causales

Algunos virus que se trasmiten a través de la semilla pueden llegar a producir síntomas y daños en plántulas del semillero. Por ejemplo, el virus del mosaico de la calabaza, cuyo porcentaje de transmisión por semilla podría llegar a ser muy alto, puede causar daños en semilleros de calabaza y melón. También ciertas bacterias fitopatógenas transmitidas por semilla pueden afectar a los semilleros. Así, afecciones por Pseudomanas syringae, han sido diagnosticadas en semilleros de tomate y de melón.

Las principales enfermedades producidas por hongos son las siguientes:

  • Pythium spp
  • Las plántulas jóvenes afectadas presentan un estrangulamiento del hipocotilo que progresa desde el cuello, doblándose la plántula y quedando tumbada sin perder el color verde, mientras que, al principio, no se detecta ninguna alteración o podredumbre en el sistema radicular. Cuando afecta a plantas con varias hojas verdaderas la afección se caracteriza por un pudrición blanda del cuello, de aspecto acuoso y color pardo-amarillento, que estrangula levemente al tallo. A medida que la enfermedad avanza, en el sistema radical se observa una podredumbre blanda pardo-amarillenta cada vez más extendida, que termina con una desorganización y disgregación de las raíces.

  • Rhizoctonia solani
  • Las plántulas jóvenes afectadas por este hongo, en lugar de estrangulamiento como en el caso de afecciones por Pythium, presentan un chancro a nivel del cuello, de color marrón-rojizo que también las hace caer sobre el sustrato. En plantas con varias hojas verdaderas también se producen lesiones tipo chancro en el cuello, podredumbre que llega a extenderse por la raíz principal.

  • Phytophthora spp
  • Provoca en las plántulas podredumbres en raíz y cuello de color pardo, a veces con un leve adelgazamiento localizado en el cuello.

  • Fusarium oxysporum
  • Esta enfermedad produce estrías necróticas en los tallos que alcanza a veces longitudes superiores a 1 mm, amarillamiento de las hojas basales y marchitez y muerte de las plantas. Al realizar un corte transversal a los tallos se aprecia una coloración de una parte o de todo el sistema vascular. Sobre las estrías se observa frecuentemente un moho de color rosa a naranja. Las fuentes de inóculo más importantes son el suelo, las semillas y las conidias del hongo diseminadas por la acción del viento o por salpicaduras del agua de lluvia. En el suelo este hongo es capaz de conservarse durante años gracias a sus clamidiosporas, cuya gruesa pared les permite resistir las condiciones más diversas y ser dispersadas por los aperos u operarios como el agua de riego y el viento.

Los hongos de suelo tienen en común la capacidad de sobrevivir en el suelo, no protegidos por los tejidos del huésped, mediante estructuras especializadas de supervivencia (clamidosporas, esclerocios, oosporas, etc.) o por crecimiento saprofítico.

Epidemiología y control

La introducción de estos patógenos en el semillero puede tener múltiples orígenes: sustrato de cultivo, contenedor reutilizado, estructuras, semilla, agua de riego, diseminados por el viento, personal, herramientas, a partir del suelo contaminado, de otros cultivos enfermos, malas hierbas infectadas o restos infectados de cultivos anteriores.

Una vez presentes los patógenos en el semillero, los daños se agravan cuando el balance entre crecimiento de la planta y del patógeno está desequilibrado, favoreciendo a este último. Así, las incidencias más altas suelen coincidir con temperaturas bajas, que aunque desfavorable también para el patógeno, prolongan el periodo susceptible del huésped, al retrasar su crecimiento. En este sentido, cualquier estrés ambiental al que sometamos a la plántula (encharcamiento, escasa intensidad luminosa, salinidad elevada, desequilibrios nutricionales, foto toxicidad por plaguicidas, heridas, etc.) incrementarán la susceptibilidad de la plántula a estas enfermedades.

En cuanto al control las mejores medidas son las preventivas y un correcto manejo cultural.

Lo primero es intentar impedir la entrada del patógeno en el semillero. Para ello las semillas deben estar exentas de patógenos. Las semillas certificadas oficialmente garantizan cierta santidad fitosanitaria, por ello es siempre recomendable su empleo.

Una operación relacionada con la adecuación fitosanitaria del sustrato es la incorporación al mismo de fungicidas preventivos, tratamiento que puede desplazar la necesidad de desinfectar el sustrato cuando esta operación es realmente necesaria. La desinfección del sustrato se puede realizar mediante solarización, metan sodio, metan potasio, etc. Los fungicidas se aplican al sustrato para mejorar el control de problemas específicos.

Para reducir los riesgos de introducción de patógenos en el agua de riego es recomendable que los depósitos, balsas, pozos y conducciones sean cerrados o estén cubiertos a fin de evitar que caiga polvo y restos vegetales que podrían ser una fuente de inóculo.

Es necesario también mantener el semillero limpio, para ello es obligada la pronta eliminación de los restos vegetales desechados, plántulas con síntomas, restos de sustratos usados y malas hierbas. La aplicación al sustrato de cepas seleccionadas del género Trichoderma puede proveernos de una buena alternativa para el control de muertes de plántulas en los semilleros.

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